Trece Mandamientos es una serie belga, hablada en flamenco, con actores tan buenos como
desconocidos en esta parte del mundo a los que les quedaría estupendo un tango como música de fondo porque lo mejor de la historia son las frustraciones que acarrean sus protagonistas, los amores no correspondidos, las dificultades para sacar a flote las relaciones con padres, hijos, parejas y una eterna nota triste de la que sus personajes no consiguen desembarazarse.
Y ese es apenas el condimento que rodea el corazón del guión , los crímenes de un justiciero que actúa imponiéndole un orden particular a los Mandamientos.
Por si alguien supone que el relato está inspirado en “Pecados Capitales”, la película con Brad Pitt y Morgan Freeman que David Fincher dirigió hace 24 años , en el primero de los trece episodios uno de los policías menciona al pasar que tal vez esté ocurriendo algo parecido a lo de “Seven”-el nombre original del filme-con lo cual se sacan de encima el problema y cualquier sospecha de plagio.
Pero las similitudes se agotan en eso de echar mano de la religión para vengarse. Moisés, el
nombre con el que identifican a la persona que parece empeñada en recordarle al mundo la
existencia de los Mandamientos, no comete homicidios tal vez porque no quiere apartarse de lo que predica.
Y porque el quinto dice “no matarás”. Entonces el desconocido hostiga, pega, mutila,
paraliza, pero no mata. La investigación queda en manos de un grupo de policías con perfiles
lo bastante atractivos para entretener a la audiencia con su tarea cotidiana.
Protagonistas excluyentes de la serie son dos de los investigadores, Peter Devriendt (Dirk van
Dijck), un veterano a meses del retiro y Vicky Degraeve, (Marie Vinck) su contracara, una joven
perspicaz y receptiva que arrastra como mochila de plomo la circunstancia de haber provocado el choque que ha dejado a su madre convertida en un vegetal.
Peter actúa siempre con calma y nada parece distraerlo de su propósito cuando se convence de estar tras la pista segura, aunque su vida privada está salpicada de problemas, el más importante de los cuales es, sin dudas, su hija adolescente, que no sabe qué hacer con su existencia, se mueve con paso vacilante entre la casa de su madre y la de su padre y no puede evitar mentirles a ambos.
Los tres escritores de la serie, Rita Bossaer, Dirk Nienlandt y Lieven Scheerlink, han conseguido dotar a los capítulos de una característica que sólo tienen las realizaciones de calidad; que el espectador esté igualmente pendiente del avance de la investigación, las pistas y los nuevos casos, como de la evolución de de los vínculos de los policías entre sí y la de ambos, en particular, con su entorno familiar.
Aunque son de distintas generaciones, Peter y Vicky se parecen cuando se obsesionan con el caso y también porque economizan palabras y gestos. Precisamente por eso es grande el mérito de cautivar con una relación que está hecha de silencios. Mientras tanto el tema moral discurre por una senda paralela y se van amontonando los castigos a “pecadores” que han logrado zafar del brazo de la ley y algunos hasta han podido ocultar sus delitos y pasan por miembros respetables de la comunidad.
13 Commandments (13 Geboden) ) – Trailer
El impacto que genera la exposición pública de las incursiones de Moisés, confunde y atrae a
religiosos y simples observadores que no tienen demasiado claro si deben temer o admirar al
personaje que se ha erigido en justiciero, y actúa con su rostro oculto, enarbolando la lista de
los mandamientos que va desgranando en cuotas sangrientas, con precisión y sin falla, y dejando en ridículo a un frustrado ejército de policías, que siempre llega tarde.
“Trece…” tiene cierta lentitud al comienzo para cualquiera acostumbrado a la vorágine de las
realizaciones que privilegian la acción, pero la paciencia del que supera el primer episodio será
recompensada con actuaciones de calidad y sorpresas bienvenidas.
La producción belga tiene ya tres años y el interés que despertó en los distintos países donde
fue exhibida permite pensar en una segunda temporada.
